La Tecnología en la Comunicación

De la retórica sofista a la manipulación de la información.

Por: Lic. Enrique Carlos Robles




articulo

31/07/2024

Resumen

“Es más fácil engañar a la gente que convencerlas de que han sido engañadas”

Mark Twain. (1835-1910)

Según Protágoras, uno de los más prominentes sofistas, su arte o virtud consistía en persuadir a otros; “poder convertir en sólidos y fuertes argumentos débiles”.  Georgias, quizás el sofista más admirado decía que con las palabras se puede “envenenar y embelesar”. Se trata entonces de la destreza en el argumento engañoso. El arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses de quienes la ejercen. Llamaban a ese arte “conducción de almas” (Captura de almas para Platón). 

 

 

 

 


Cuando se habla de la crisis de la cultura, implícitamente se está reconociendo la disolución de las viejas formas de la convivencia humana que se modifican sobre todo en tres ámbitos primordiales articulados: el de la Técnica, el de la Economía y el de la Política, configurando una morfología propia para cada época de la historia.

Pero debemos reconocer que las transformaciones tecnológicas se anticipan como la cara visible de las otras dos: así, por ejemplo, en el Renacimiento, la expansión del mundo proporcionada por la astronomía y los descubrimientos científicos-tecnológicos acortan la distancia entre el saber y lo ignorado; el descubrimiento del nuevo mundo (ignorado hasta entonces) transformó la economía de Europa y tuvo sus implicancias políticas en toda la Modernidad. Tecnología-Economía-Política.

La cultura que hoy estamos construyendo también tiene su punto gravitacional en la tecnología, pero ya no se trata del telescopio, del microscopio, de la brújula o de la pólvora como los distintos medios de acortar las distancias espaciales que existían entre los hombres , los continentes y los planetas .

Por el contrario, la utilización tendenciosa de la tecnología en la comunicación genera en la actualidad distanciamiento, respondiendo a una antropología individualista que está al servicio de intereses diversos al costo de la veracidad de los hechos, la desinformación y sus consecuencias de aislamiento de la realidad.

 

Así, La simple información, el comunicado, la noticia y lo novedoso en su inmediatez, es la forma confusa y acrítica con la cual se impone la transformación tecnológica del presente en el vulgar modo de una “avidez de novedades “ (cfr. Martin Heidegger – Ser y tiempo) .

La propaganda ocurre en forma vertiginosa y desplaza el lugar de la comunicación auténtica entre las personas; amenazando la creatividad del pensamiento y el desarrollo de la capacidad crítica del hombre. La propaganda es la banalización del mensaje y la información deformada es la que impide que el meta-mensaje de la Educación pueda internalizarse en el sujeto de la posmodernidad como un emblema formador de valores.

El secreto de haber logrado adherencia social al programa del nazismo fue, sin dudas y como sabemos, el resultado de un magnífico operativo de prensa que logró un sentimiento comunitario de pertenencia a un nuevo ideario de vida:  

 “La revolución que hemos llevado a cabo es una revolución total que se extiende a todos los aspectos de la vida pública y los ha transformado íntegramente”, afirmaba el ministro de propaganda del nazismo Joseph Goebbels, en una oportunidad y exaltando la política de la fuerza que entraña el pensamiento colectivo.

Y por cierto que estaba muy lejos de reivindicar los verdaderos ideales republicanos de Roma que inspiraron a Maquiavelo en su “Discursos”, o de J. Rousseau en el reconocimiento del poder del pueblo como fuente del Derecho Natural y de la República. Digámoslo de una vez y para siempre: “Era la propuesta para una elite del poder político encubierta en técnica propagandística”  

(La manipulación de la realidad a través de la retórica de los sofistas hoy es a través de los medios)

De nada serviría la imposición de este modelo triunfalista y estadístico de la cultura, que algunos sostienen en nuestros días y que pretenden justificarlo por la marcha del progreso científico- tecnológico solamente sustentado por la propaganda, que en la misma Alemania nazi llevó al exilio y persecución de más de 50 directores de orquesta y otros tantos artistas y escritores. Ello ocurría cuando Alemania era una Nación sometida a la propaganda de los medios de comunicación y del manejo de la prensa oficial.  Así: “El teatro se convierte en un servicio estatal con un Führer que controla el repertorio, la puesta en escena y el reparto”, nos dice   Maurice Crouzet- en su “Historia General de las civilizaciones – La época contemporánea “ –Tomo 1- PP. 284 y ss.).

Ciertamente, no podríamos condenar el valor que nos ofrece la energía eléctrica a nuestras vidas, porque exista también la silla eléctrica que la interrumpe. Pero podemos identificar  el mal  empleo de la tecnología cuando ésta se encuentra  fuera de nuestra posibilidad de controlarla y de la cual  resulta un medio que interviene negativamente en la comunicación y evolución humana, deformando la visión de la realidad  a través de  la manipulación  de los medios y redes sociales,  convirtiéndose en una amenaza para nuestra libertad individual y destinando  toda posible transformación cultural a una sola visión, aquella que responde al interés  de quien maneja la “antena” de lo comunicado o, a la verdad que da por cierta.

Pero también dijimos que la tecnología se pone al servicio de la Economía, y esto ocurre en una cultura en donde la visión política aristotélica y su fin en el bien común, ha colapsado ante la mezquindad del interés personal como mero fin. En una cultura donde la ambición sin reparos marca el camino de una sociedad que ha mutado en una ¨cuarta clase¨, masificada por la publicidad y el consumo.

Después de una larga lucha en que la inteligencia ilustrada creía haber vencido al oscurantismo del medioevo de la mano del pensamiento racional y liberal, el poder sigue siendo objeto del deseo y la publicidad un arma poderosa utilizada a ese fin.     

Lic. Enrique Carlos  Robles

 

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