Por: Jorge O. Veliz
El fuego es el símbolo de la vida, el racionalismo y la libertad, así como la inventiva, y fue simbolizado por la llama eterna que arde en el altar de Prytaneion en la antigua Olimpia durante la celebración de los Juegos Olímpicos antiguos. Es el mismo lugar en donde se enciende la llama de los Juegos Olímpicos modernos. (Euro News)
Los Presocráticos
Capítulo primero
La llama Olímpica y la Libertad.
¿Qué conciencia tendrá el consciente colectivo de los Occidentales contemporáneos en cuanto al origen helénico de su cultura?
Es muy probable que, a nivel deportivo, especialmente del atletismo, se tenga por sabido que el ritual olímpico tiene su origen en Grecia.
Las próximas olimpíadas a realizarse en el próximo mes de julio en Francia, representan un hito trascendente a nivel mundial, lleno de simbolismo, un fenomenal legado de aquellos hombres y mujeres de esa tierra sabia.
La llama olímpica, significa el fuego que Prometeo toma de los dioses griegos y se los entrega a los humanos y con él, la luz del conocimiento y de la razón. El encendido de la llama en la ciudad de Olimpia implicaba también la “tregua sagrada”, por tal razón los corredores de relevo que desde allí portan la llama hacia su destino final en Paris, llevan con ellos un mensaje de paz, imprescindible en los tiempos que vivimos.
Esa llama olímpica que desde la minúscula incandescencia se inflama para convertirse en luz, nunca hubiese sido encendida si no habría contado con el contexto que le permitió ser también símbolo del conocimiento y la razón de los amantes del saber: Los filósofos.
Jorge Luis Borges, en “El remordimiento confiesa”: “He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz”
Posiblemente califica como “…el peor de los pecados…” el no haber sido Feliz, coincidiendo con Aristóteles en que el bien supremo del hombre es la Felicidad.
No es el propósito de este trabajo reflexionar sobre la Felicidad, pero podemos sí especular el estrecho vínculo entre la Felicidad y la Libertad.
Es a partir del ejercicio filosófico sobre la Virtud y la Dignidad humana que los pensadores griegos sentaron las bases de un modelo de sociedad inspirada en esos valores en procura de la Libertad y el bien Común y su cercanía con la Felicidad.
No podemos precisar cuándo se inició este camino, pero se sabe que en el siglo sexto antes de Cristo, algo debe haber sucedido en el universo…, quizás una prodigiosa alineación planetaria…; nadie lo sabe, pero, lo cierto es que en diversos y distantes lugares del mundo antiguo surgieron nombres de la talla de Pitágoras, Heráclito, Thales de Mileto, Buda Gautama en la India, Lao Tsé y Confucio en China, Ezequiel y Jeremías en el Oriente próximo, seres iluminados cuyos legados perduran aún como faros para la humanidad.
Comenzamos este viaje al pasado de aquellos prohombres de la Grecia antigua, señalando que vivieron en diversos lugares de la vasta región que los romanos denominaron Magna Graecia, es decir, la región conformada por las islas griegas, las costas orientales de Asia menor y las costas del Sur de Italia y Sicilia.
A lo largo de ese territorio, comienzan a proliferar notables pensadores que darán vida a diversas escuelas filosóficas.
Jorge O. Veliz
El Liceo.