Por: Jorge O. Veliz
" Mi amor espera ahí en san francisco
Sobre el mar azul y ventoso
Cuando vuelva a casa contigo, San Francisco
Tu sol dorado brillará para mi"
Reporte de un Domingo frio.
Al calor del fuego y de la música.
Mientras el cielo plomizo tritura el frio hasta convertirlo en diminutos cristales sobre el paisaje serrano, decidimos invernar; nos dejamos cautivar una vez más por la danza de las llamas, nos dejamos estar. Tiempo de sosiego, tiempo de espera, de disfrutar un buen vino, un té caliente, un buen libro, o ver tele. Tiempo de acovacharse hasta que las nubes cedan y el Sol invictus vuelva a bendecirnos con su calor.
Busco música en YouTube, de vez en cuando me gusta volver a encontrarme con aquellos intérpretes dueños de una voz que ya no se escucha, pero, para quienes disfrutamos de sus canciones, para quienes en un tiempo no tan lejano las bailamos mejilla a mejilla acelerando el corazón, o simplemente para quienes miraban desde alrededor de la pista, pero aman la música, ellos siempre estarán. Con el control remoto en mi mano, frente a lo que pareciera el parabrisas de la máquina del tiempo, comienzo el recorrido; nombres ilustres, canciones inolvidables, lugares de película…; no espero en atraerlos a nuestro exclusivo escenario junto al fuego para deleitarnos una vez más con esa sucesión armónica de sonidos que escuchamos con el corazón.
Me encuentro con un conocido-desconocido, me asombra su edad, su voz, la expresión de su mirada al cantar, la felicidad al hacerlo. Me impresiona como un hombre bueno, se percibe…, en esa sonrisa espontánea y sincera, el gesto en su rostro lo delata ¡un buen hombre! me repito. Quiero saber de él, nunca es tarde, por alguna razón o por un sin número de razones, recién hoy reparo en su interior y me nace compartirlo con aquellos y aquellas que aún exaltan esa filosofía de la libertad creativa, de la fantasía y de los sentimientos: El romanticismo.
Anthony Benedetto fue cantante de jazz y pintor. De su larga historia de vida, dejando por un momento de lado al gran artista, rescato el pensar que lo define como ser humano. En su autobiografía “La buena vida” cuenta que el día de acción de gracias en 1945, se encontró con un amigo afroamericano con quien había integrado un grupo musical de su juventud, luego de confundirse en un abrazo, fueron reprendidos por un oficial porque estaba mal visto que un soldado blanco confraternizara con un negro. “No podía superar el hecho de que nos condenaran simplemente por ser amigos y, especialmente cuando servíamos a nuestro país en tiempo de guerra. Allí estábamos, solo dos niños felices de verse, intentando olvidar por un momento el horror de la guerra, pero para los jefazos todo se reducía al color de nuestra piel”
Anthony acompañó a Martín Luther King en la marcha de Selma a Montgomery (*), y en un tiempo en que no era socialmente aceptable actuó con artistas afroamericano, fue un pacifista y antirracista.
Estaba en lo cierto, era un buen ser humano, un hombre querible. La música y el canto fueron sus compañeros hasta poco antes de morir, quizás por ese motivo lo hizo dignamente hasta los 95 años, cuando decidió despedirse de su público en un show “Una noche con Tony Bennett y Lady Gaga”.
En cuanto a su arte, encontré la siguiente definición: “En mi opinión, Tony Bennet es el mejor cantante que hay en el negocio del espectáculo. Me emociono cuando le veo, me conmueve. Él es el cantante que ve lo que el compositor tenía en su mente y, posiblemente un poco más” (Frank Sinatra, revista Life, 1965)
Si bien Anthony o Tony, padecía desde hacía tiempo de la enfermedad de Alzheimer, “para él la música era un espacio más allá del tiempo” y agrego, y de la memoria.
Jorge. O Veliz
(*) El 7 de marzo de 1965 comenzó, encabezada por Martin Luther King Jr., la histórica marcha de 87 kms. de Selma a Montgomery, capital de Alabama, EEUU. Esta movilización hizo posible la aprobación de la Ley que permitió a los ciudadanos afroamericanos a ejercer su derecho constitucional del sufragio.