En el comienzo fue Tales

Nos asomamos a los orígenes históricos del filosofar

Por: Jorge O. Veliz / Alejo Iglesias




articulo

31/08/2021

Resumen

En los albores de la cultura occidental, la filosofía surgió entre las chispas del combate entre la vigencia de los mitos y el advenimiento de la interrogación racional. Tales quedaría retratado en la primera fila de la avanzada científica.   


¡El mundo está en permanente transformación,

como el mar que rodea toda la Tierra

y es padre de todo lo viviente!

Tales de Mileto

 

En este viaje al pasado, será Tales quien nos abrirá el gran pórtico de la antigua Grecia. Con él iniciamos el encuentro con los grandes pensadores.

Tales nació en Mileto, ciudad griega de la costa jónica, hoy Turquía, en el año 640 a.C. y se cree que falleció en el 546 a.C. Tuvo un destacado desempeño como filósofo, miembro de la primera escuela filosófica conocida en Occidente: la Jónica. También incursionó en la política como legislador de su ciudad. Tales fue el último de los Siete Sabios de Grecia y el primero de los filósofos, quien encarna un acontecimiento cultural transformador: el ocaso de la proclamación de la sabiduría y el alba del amor a la sabiduría.

Desde muy pequeño se sintió atrapado por la magna y turquesa magia del Egeo; el mar era a su criterio, el espectáculo por antonomasia. El puerto de Mileto era entonces un centro de intercambio cultural y comercial muy importante, como también una escuela de vida para una mente amplia y permeable como la de Tales. Este ecléctico pensador se nutrió de la experiencia de viajeros, de conocimientos provenientes de tierras remotas, de la sabiduría polifacética y paremiológica de aquella época y compendió en su mente lo escuchado y aprendido.

Justamente, al unificar distintos saberes científicos en una misma explicación cosmológica, Tales inauguró la tradición filosófica de Occidente. Aplicando en conjunto sus conocimientos de lógica, astronomía y matemática, vaticinó el eclipse del año 585 a. C. y con ello puso, sin imaginarlo, fecha de nacimiento a la actitud intelectual que marcaría la identidad cultural de la filosofía. Nos referimos a la pregunta nacida del asombro ante los fenómenos, a la investigación impulsada por la curiosidad que exige develarlos y a la respuesta que sólo se acepta en términos racionales, es decir, sostenidos y justificados por el argumento explicativo.

A partir de Tales, un eclipse ya no será un efecto de la voluntad de algún dios olímpico develado por una pitonisa, ni una señal de la naturaleza interpretada por un poeta. El ocultamiento de un astro tras otro se concebirá como un fenómeno de la Naturaleza que puede y debe ser explicado por el pensamiento humano, es decir, extraído de la dimensión de lo misterioso para interpretarlo en la dimensión de lo racional.

Así, el filósofo abre con su esfuerzo intelectual las malezas dogmáticas del mito: conocer es demostrar la relación entre los fenómenos observables y sus razones inobservables. Más aún, con él comienza la aspiración filosófica a no sólo explicar cada hecho físico (tarea cumplida por la ciencia), sino integrarlo coherentemente en una cosmología, es decir, en un ordenamiento metafísico -teórico- de la estructura del Universo.

La aspiración de Tales a integrar todas las explicaciones científicas de la realidad en un único elemento natural sería heredada y desarrollada por los filósofos fisiócratas de la Grecia antigua… En su éxito o fracaso se jugaría la suerte del anhelo de descubrir, tras el velo de las percepciones, el orden del cosmos.   

 

El Signo de Interrogación te invita a seguir pensando: ¿Te parece actual la concepción del filosofar que Tales inauguró?

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