Por: Jorge O. Veliz / Alejo Iglesias
“El deseo de alcanzar las estrellas es ambicioso. El deseo de alcanzar corazones, es sabio” Marguerite A. Johnson.
Hace ya tiempo disfruté de un artículo escrito por el analista Fernando Berckemeyer Olaechea: La Filosofía y la Libertad [1].
En la interesante columna, el autor reflexiona sobre la famosa frase de Ortega y Gasset (desde sus Meditaciones sobre El Quijote), “El hombre es él y sus circunstancias”. De ese análisis, conservo “a mano” en mi conciencia y casi a flor de labios, una frase que surge en mi mente casi sin pensarlo, cuando algún suceso del pasado o del presente me remite al profundo sentido vivencial que encierra.
Así me sucedió recientemente al leer sobre la vida de Marguerite Anni Johnson, más conocida como Maya Angelou.
"El hombre es él y sus circunstancias"…
Esta mujer afroamericana nació en el seno de una familia humilde de San Luis, Missouri, en 1928, una época en que la situación económica de la población de color era abrumadora, realidad a la que su familia no era ajena. La pobre Maya, a los 8 años de edad fue violada por el novio de su madre. El trauma que le provocó aquel infame episodio le privó del habla durante cinco años, período en el cual desarrolló una gran memoria y su pasión por la lectura.
Maya afrontó tanto el trauma sufrido en su niñez, como las circunstancias que la llevaron a involucrarse en el ambiente de la prostitución, pero logró superarlas y centró su energía en la lucha contra la desigualdad y la discriminación que sufrían sus hermanos de color en los Estados Unidos, involucrándose en el movimiento liderado por Martín Luther King.
Debo aclarar que no es biográfico el propósito de este artículo: el motivo que me impulsa a escribirlo es contribuir a difundir la historia de Maya, es decir, dar a conocer su ejemplo de vida, el de no aceptar el condicionamiento de nuestra historia personal bajo el yugo de las circunstancias. La actitud filosófica de esta valiente mujer nos enseña que revertir dichas circunstancias y convertirse en un ser útil y valioso para la sociedad no sólo es un proceso posible, sino dignificante.
Ella encarna el mensaje de la reflexión a la que me refería al comienzo de este escrito: “El ser que reflexiona, es más él que sus circunstancias […] Es un individuo con horizonte, que posee sentidos que lo motivan a empujar sus "circunstancias" en esta o aquella dirección […] Alguien que sabe que no es de seres pensantes pasar nuestras cortas vidas como el agua pasa por la acequia: totalmente determinada y sin darse cuenta” [2].
Como tenaz pensadora, Maya logra la alquimia de convertir lo oscuro en luminoso, cambiando su destino a partir del replanteo consciente del curso de su vida.
En 1993, Bill Clinton le pidió a Maya que recitara el poema de su autoría “En el pulso de la mañana” en el acto de asunción a la presidencia de los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera mujer afroamericana en participar tan protagónicamente en un evento de esa trascendencia.
En el año 2010, tuvo el honor de recibir la Medalla Presidencial de la Libertad, otorgada por Barack Obama.
Marguerite A. Johnson, falleció el 28 de mayo de 2014, dejando un indeleble legado sobre la superación de circunstancias adversas y la lucha por la libertad.
Jorge O. Veliz
NOTAS:
[1] Me refiero al artículo “La filosofía y la libertad” en El Comercio edición web, de fecha 20-10-2004.
[2] Cito expresiones del artículo referido