Por: Jorge O. Veliz / Alejo Iglesias
Culminamos en esta segunda parte, con el legado de Hiparco de Nicea. Quisiéramos compartir la admiración que sentimos por aquellos pensadores notables, quienes, en la orfandad tecnológica del pasado, apelando al intelecto y haciendo de la perseverante curiosidad un valioso recurso, hicieron grandes aportes al desarrollo del conocimiento humano.
Sus nombres han superado la prueba más difícil…, la del tiempo.
Aún hoy los recordamos.
Decíamos que para Hiparco, el hecho de ser testigo en el año 134 a. C. de la aparición de una nueva estrella (Nova Scorpii) había alentado su innata curiosidad y su sed de saber. En aquella noche calma y oscura en Rodas, entre el canto de cigarras y el murmullo plácido del Egeo, su perseverante observar sería compensado. Es que, además de presenciar esa inesperada aparición en el cielo nocturno, advirtió una variación en la posición de dos estrellas. Para su sorpresa, Spica y Régulo, descritas en el catálogo confeccionado entre el siglo IV y III a.C. por sus antecesores, los astrólogos Aristilo y Timócares, según sus cálculos habían variado de posición, mostrando en ese desplazamiento, un movimiento retrógrado (1) en el orden de los dos grados (2°) con respecto al equinoccio otoñal (1.1).
¿Un error de cálculo?
Lo cierto es que ese hallazgo le impulsó a revisar el catálogo legado por aquellos colegas de Alejandría.
Para ello se propuso utilizar los mejores instrumentos de medición con los que contaba y apelar a todo su ingenio para perfeccionar o encontrar métodos que le resultasen eficientes para el enorme trabajo por realizar.
En aquel entonces se valió del astrolabio (2) creado por Apolonio de Perga, para situar las estrellas, al cual perfeccionó y utilizó para optimizar las mediciones que plasmaría en su tabla de cuerdas (3), la que ideó con el propósito de calcular las posiciones de los astros. Por este aporte, Gerald Toomer, matemático contemporáneo le atribuye a Hiparco la fundación de la trigonometría (4).
Entre todos sus logros matemáticos y astronómicos, realizados entre los años 147 y 127 a.C., el hallazgo más relevante, aquel que supongo desconocido para el gran público -como lo era para mí hasta hace poco tiempo-, surge de revisar la posición de ochocientas cincuenta estrellas en coordenadas eclípticas (5).
Ese relevamiento le confirma que las cuestionadas Spica y Régulo no eran una excepción en cuanto a variación de posición sino una constante. Hiparco desecha la posibilidad de error en las mediciones realizadas por Aristilo y Timócares; por el contrario, aquello confirmaba la idoneidad de sus predecesores de Alejandría. Entonces, ¿cuál era la razón de lo descubierto en el paisaje celeste?
Concluyó que el cambio en la posición de las estrellas era aparente, que en realidad era nuestro planeta el que acusaba un “bamboleo” similar al de un trompo y el responsable de ese cambio sutil, sólo perceptible para ojos experimentados.
Para explicarlo mejor: si este movimiento lo proyectáramos en la figura geométrica de un cono, cuyo vértice se sitúa en el centro del globo terrestre y la base hacia arriba en el polo Norte, la circunferencia de la base de ese cono, correspondería al trayecto del movimiento circular referido.
Hiparco, que había desarrollado su meticulosidad astronómica a la par de su ingenio matemático, contando en su haber la división del círculo en 360°, cotejó los grados de diferencia hallados en la posición de las estrellas entre sus registros y los establecidos por Aristilo y Timócares, con el tiempo transcurrido en producirse dicho desplazamiento; llegó a la conclusión de que ese lento “meneo” circular le insumía al planeta un tiempo difícil de imaginar: 25.776 años en completar un giro.
Este fenómeno se conoce hoy como: “precesión de los equinoccios”.
Por esta razón en el inicio de la era cristiana, el Sol se proyectaba al comienzo de la primavera en la constelación de Aries y actualmente, 2022 años después, se proyecta en la constelación de Pisis (6), lo que indica que la posición se ha modificado en unos 27,92 grados y, las estaciones del año se han desplazado casi un mes.
Pero habría más sorpresas en cuanto al “bailoteo” al compás de la música de las esferas celestes de nuestro hermoso y mal tratado planeta; en 1748, el astrónomo británico James Bradley, anunció el descubrimiento del movimiento de “nutación”.
Hasta aquí llegamos, espero no haberl@s aturdido y, si este tema despierta tu interés, escríbenos a info@elliceo.com y cuéntanos en pocas líneas, ¿qué sabes o que averiguaste sobre la “nutación”?
Jorge O. Veliz
NOTAS
(*) Maya Angelou: poetisa y activista estadounidense afroamericana, luchadora contra la desigualdad social por discriminación racial (1928-2014).
(1) Que retrocede, movimiento contrario a las agujas del reloj.
(1.1) Equinoccio: momento del año en que la duración del día es igual al de la noche en toda la Tierra.
(2) Del griego, “Buscador de estrellas”, instrumento utilizado en astronomía para determinar la posición de los cuerpos celestes.
(3) Equivalía a una moderna tabla de senos, con la cual pudo fácilmente relacionar los lados y los ángulos de todo triángulo plano.
(4) Estudia las relaciones que existen entre los lados de un triángulo y sus ángulos.
(5) Eclíptica, línea curva por donde transcurre el Sol alrededor de la Tierra en su movimiento aparente.
(6) Como dijimos, el sentido del desplazamiento es “retrógrado”, por ese motivo el pequeño movimiento fue hacia Pisis. De lo contrario, sería hacia Tauro.