Otro Renacimiento  

Sublimación - Desublimación

Por: Lic. Enrique Carlos Robles




articulo

24/08/2024

Resumen

                         

¨Toda cultura es transitoria, pero así como reconoce un destino inevitable en la decadencia, admite a su vez la posibilidad de renacer¨


 

Cada época y cada movimiento social se define por la preeminencia y centralidad de algún valor determinado; por ejemplo, en Grecia fue la verdad y la belleza en la unidad metafísica del equilibrio y, en Roma prevaleció el Derecho, la lengua latina universalizada y el cuerpo sistemático de la Ley, conformando la supra-estructura ideológica de la sociedad.

Por otra parte, en el cristianismo, el espíritu de la época se encarna en la Caridad y la Clemencia y la Conciencia Finita del hombre, y en la modernidad se define como el camino de la razón crítica que se manifiesta no sólo en la implementación del Método Científico, sino en la crítica de la realidad política y religiosa, por medio de las teorías del Estado y en la Reforma protestante, por ejemplo. 

En resumen: las condiciones históricas-sociales determinan la preponderancia y hegemonía de ciertos valores; hay un proceso de sublimación, mediante el cual, los hombres sustituyen la realidad y sus condicionamientos materiales e inmediatos, por otros objetivos y metas sublimes; suprasensibles o enaltecidas. 

Sublimar es el proceso civilizatorio necesario por el que atraviesa la cultura y que descansa sobre la prohibición, la renuncia y el dominio de las tendencias instintivas, para dar lugar a la formación de otro universo: el de los Valores.

Sin embargo, en el presente estamos asistiendo a un tiempo que podemos llamar de “De- sublimación progresiva”, en donde se ha renunciado a la referencia histórica, es decir: a la tradición  que reconocía a la justicia y a la verdad como valores trascendentes; imponiendo la utilidad, el pragmatismo y la satisfacción individual por sobre toda valoración del hombre  en la historia .

Este renunciamiento ante los valores tradicionales implica también escindirnos del pasado histórico de las Nacionalidades en favor de un nuevo orden cosmopolita, alterando la estructura simbólica con que la tradición evoca los componentes de cada cultura en los distintos pueblos.   

El poder que en otro tiempo tuvo la Iglesia con el Ministerio de la Enseñanza y después las Academias de Ciencias (Paris, Royal Society, Berlín, S. Petersburgo, Argentina, etc.)  o los Ministerios de Educación en su momento,  hoy lo ostentan los medios de comunicación, que son los  formadores de opinión y en suma, el eficaz instrumento de manipulación, dominación  y control social del que se sirven muchos dirigentes oportunistas que nos conducen a una  “Era del vacío”  cultural, caracterizada por la desublimación,  el renunciamiento al cultivo de los valores espirituales,  indispensables para el renacimiento de un nuevo humanismo en nuestro siglo .

Así, será útil recordar cuales son los signos comunes en los ciclos evolutivos de la Civilización, que se muestran en las formas previas de organización y en su disolución, como ocurre en las edades de la vida, y reconocidos por Oswald Spengler en su trabajo sobre la Decadencia de Occidente (1918).  Algunos de estos signos son:

La formación del Cesarismo, que se refiere a las crisis de las democracias y al predominio de gobiernos despóticos caracterizados por rasgos culturales enmarcados en el primitivismo y la violencia, propagando  de esta manera  la imagen de un mundo que es percibido como un  botín de guerra.

Asimismo, en el período civilizatorio decadente de Spengler, surge una  cuarta clase social, la masificación, y en ella el espíritu de la época, que es el escepticismo. Este es el temple espiritual que va penetrando en el sistema de representaciones y que hoy subyace en la estructura cultural de la post-verdad que relativiza la Verdad.

Por otra parte, el predominio del Imperialismo, el cosmopolitismo y el surgimiento de una segunda Religiosidad que hoy llamaríamos  New Age,  resultan ser el marco que sirve a la interpretación de este tiempo en el devenir de la Civilización, el cual sin embargo, se identifica paradójicamente también como un tiempo de mayor desarrollo tecnológico, como ya ocurrió mucho tiempo atrás, en el período Helenista y en el Renacimiento, que oportunamente fueron momentos de transformación y progreso.   

Ahora, conviene recordarles otra planificación de la historia, que es la antítesis de la anterior, y que descansa en ¨La teoría del tiempo eje¨, formulada por Karl Jaspers (1883-1969).

Ella nos remite al concepto de periodicidad y evolución de la humanidad comprendido por el período que desde el año 800 a.C al 200 a.C., en el cual se destacan figuras trascendentales como Buda, Sócrates, Pericles, Zaratustra, Confucio, Lao-Tsé, entre otros tantos. Todos ellos revelan ese nivel de consciencia atento a los fines elevados que el proceso de sublimación ya mencionado impone.   

De esta manera, corresponde formular una conclusión sobre estas antípodas ejemplificadas, que de alguna manera pareciera un juego de opuestos: 

¨El vacío es también un momento indispensable  que hace factible la plenitud;  del mismo modo en que  el ocaso puede transformarse en  renacimiento¨

 

Lic. Enrique Robles

 "El Liceo"

 

 

 

 

 

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