Día internacional de la Filosofía

La Filosofía y la Libertad

Por: Fernando Berckemeyer Olaechea




articulo

17/11/2022

Resumen

El tercer jueves de noviembre de cada año, se celebra el día internacional de la Filosofía. 

Nuestro objetivo es contribuir a difundir la filosofía, promover el pensamiento crítico independiente y como proponía Sócrates, no conformarnos con la opinión (doxa) e ir en busca del conocimiento (epísteme)

Pensar, reflexionar,  es un ejercicio para la pereza intelectual, activa las conexiones neuronales, potenciando el intelecto, tanto en su capacidad cognitiva como linguistica, nos posibilita vivir razonablemente nuestras circunstancias. 

 


 

La Filosofía y la Libertad.

Fernando Berckemeyer Olaechea

La filosofía, que fuera la primera y más importante de las ciencias, sufre en nuestros pragmáticos y veloces tiempos, el desprecio de muchos, particularmente, del paradigma del éxito de la época: el hombre práctico, un técnico eficiente que sabe construir un puente, estructurar un préstamo o extirpar un riñón impecablemente pero…,  que generalmente no tiene la menor idea -ni está interesado en tenerla- de cómo encajar esa parcelita de mundo a la que se ha dedicado -o a él mismo, para tal caso- en el cosmos en el que ambos están ineludiblemente metidos.

Gente que cuando se topan con la filosofía reaccionan casi invariablemente preguntando sarcásticamente: ¿Y eso para qué sirve?
Quizás por no hacerse preguntas…, le oí contestar alguna vez a Federico Camino. Y es verdad. La filosofía ensancha las fronteras mentales; enseña, con su incesante cuestionar, a buscar fundamentos, a no ser como esos hombres que no indagan respecto a nada pero que están seguros de todo [….]
De hecho, curiosamente, si lo "práctico" es lo que da resultados que sirven, la filosofía es la más práctica de las ciencias;basta nombrar uno solo de sus productos para probarlo: la libertad.
"El hombre es él y sus circunstancias", resumió, genialmente, Ortega y Gasset. Pues bien, el hombre que no filosofa es sólo sus circunstancias. Al no saber por qué son y, en esa medida, qué son él y las cosas, ese hombre no puede valorarlas ni por tanto, escoger entre ellas. Es un hombre sin opciones que no tiene más norte que el que le da el cauce que forman las circunstancias, desde las íntimas como sus instintos o capacidades, hasta las externas, como su situación económica  y social en la que se encuentra.

Fluir por este cauce es su inexorable destino.
El hombre que filosofa, en cambio, es más él que sus circunstancias. Ese hombre o esa mujer que se ha planteado las grandes preguntas -¿qué soy?, ¿por qué soy?, ¿para qué soy?- y que ha tenido el valor de salir de la caverna (de la comodidad de aceptar todo como nos viene planteado), a la " intemperie" de la duda - como lo exigía Nietzsche - tiene opciones: las cosas significan tal o cual cosa y puede,  elegir entre ellas.

Es un ser con horizonte, que posee sentidos que lo motivan a empujar sus "circunstancias" en una u otra dirección, alguien que sabe por qué hace lo que hace y que piensa, como Sócrates, que "la vida que no se examina no vale la pena de ser vivida". Porque sabe que no es de seres humanos pasar nuestras cortas vidas como el agua pasa por la acequia: totalmente determinada y sin darse cuenta. Un ser humano que, en fin, goza cada día del maravilloso don que es esa otra vida: la vida con filosofía, la vida consciente, la vida libre, la vida, en una palabra, humana.

 

Fernando Berckemeyer Olaechea
Analista

“El Comercio” - Perú

 

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