Por: Jorge O. Veliz / Alejo Iglesias
“Verbalizar una finalidad es comenzar a caminar hacia ella, es como hacer un pedido al universo, es lanzar un mensaje, una oración…, ahí uno empieza a llamar al cambio, cuando declara su intención. Mostrar nuestra finalidad nos sitúa en lo que somos. Cuando nos atrevemos a sacar al exterior lo que deseamos alcanzar, empezamos a ser felices, a estar más sanos, o lo que es lo mismo, empezamos a ser. Gabriela Rodríguez (discípula de Alejandro Jodorowsky):
Observando en una noche oscura los miles de estrellas en la inmensidad del cielo, es probable que alguna vez reflexionáramos sobre nuestra pequeñez ante ese universo centellante y, en el privilegio de ser testigos y actores de tan magna obra. Por cierto, nuestro mundo es apenas un corpúsculo vivo en la inmensidad cósmica, aun así, es “la matriz del divino embrión humano” (1*), nexo entre el Cielo y el Suelo, parte de ambos en espíritu y materia.
Al ser engendrados conjugamos la herencia paterna y materna, al ser alumbrados quedamos expuestos a las influencias cósmicas de aquel momento, al crecer, lo hicimos según mandatos familiares y socioculturales. Todo ello condicionó el “libre albedrío” que supone la capacidad de decidir o elegir, pero, como hemos visto, afectada por los factores mencionados que se ciñeron sobre nuestro propio espacio. Sólo siendo concientes de ellos es posible intentar la reconquista de la plenitud de esa libertad, la cual depende de lograr limpiar y de desplegar ese pequeño espacio reservado al Yo, en procura de que el íntimo universo se nos asemeje en toda su dimensión y propósito. “El sujeto que acierte a eliminar a consciencia la escoria de su propio yo, se puede considerar un alquimista, en el sentido en que Goethe dijo de sí mismo: He sido de por vida un alquimista” (*2)
En cuanto al factor cósmico, espero que en el corto plazo mi amigo Rodrigo Llanes, psicólogo y astrólogo, nos ilustre sobre las influencias de la reveladora astrología humanista que profesa, por el momento, sólo repetiré un antiguo dicho: “Los astros inclinan, pero no obligan”
En el plano terrenal, adhiero a la idea de que “Cada hogar, un mundo” (3*); allí fuimos nutridos en cuerpo, espíritu y mente, de allí provienen los recursos psicocognitivos que templaron nuestro ser, aquellos que hicieron posible el ejercicio del libre albedrío en todo su potencial hacia la propia realización o, acotado y atado a una hoja de ruta que nos es ajena y,… quizás nunca lo lleguemos a saber.
El espacio familiar es el primer ámbito de aprendizaje en el cual los padres profesan como educadores autodidactas, con un bagaje de conocimientos empíricos, durante un breve y trascendente tiempo; es entre el nacimiento y los seis años cuando se fraguan las bases de la personalidad. Es habitual que los padres proyecten imágenes, deseos y frustraciones sobre sus hijos, el “proyecto parental.”
Esta etapa, está condicionada por diversos factores, paradójicamente, algunos tan intangibles como manifiestos, pero ocultos a la mirada centrípeta de la familia. Me refiero a la intangibilidad de una causa ajena, anclada en el pasado y a su efecto o síntoma que clama en el presente. Es decir, sucesos transgeneracionales que en mayor o menor medida han incidido en la historia familiar y en cada uno de sus miembros. El peso de esa herencia, suele interferir en la SALUD, entendiendo por este apreciado bien como “El estado de completo bienestar, físico, mental y social del individuo con su entorno y no sólo la ausencia de enfermedades” (*4)
Freud hablaba de esa “otra escena”, ese “agujero negro ligado a otros” que cada persona lleva en sí; “la herencia arcaica del hombre no solo comprende predisposiciones, sino también contenidos ideáticos de trazos mnésicos que dejaron las experiencias hechas por las generaciones anteriores” (*5)
Fue no hace mucho tiempo atrás que algunos psiquiatras comenzaron con el abordaje de ciertos trastornos en la salud mental desde una visión sistémica, es decir, llevando la mirada más allá del individuo doliente, incluyendo a su entorno familiar en el estudio semiológico. Uno de los pioneros fue Jacob Levy Moreno, médico y filósofo creador del psicodrama, instrumento terapéutico, en donde la “filosofía del momento” (*6) es uno de sus pilares. Le siguieron otros notables psicoterapeutas; cabe destacar entre ellos a la célebre Anne A. Schützenberger, contemporánea de Moreno, creadora del genosociograma y quien abordó en la dimensión transgenealógica el síndrome de aniversario. (*7)
Ella nos dice: “…somos un eslabón de la cadena de las generaciones, y debemos a veces, curiosamente, "pagar las deudas" del pasado de nuestros ancestros. Se trata de una especie de lealtad invisible que impulsa a repetir, lo queramos o no, lo sepamos o no, situaciones, agradables o acontecimientos dolorosos. Somos menos libres de lo que creemos, pero tenemos la posibilidad de reconquistar nuestra libertad, y de salir del destino repetitivo, y de nuestra historia si comprendemos los lazos complejos que se han tejido en nuestra familia” (*8)
Para Marianne Costa (*9), “El árbol genealógico es a la vez nuestra mayor trampa y nuestro tesoro más preciado. Trampa que lleva a traicionarnos a nosotros mismos por quedarnos apegados fielmente a contratos inconscientes. Tesoro que nos engendra y nos da la posibilidad de vivir desarrollando la conciencia.
En la actualidad, estas corrientes utilizadas en la psicoterapia familiar para el estudio de la influencia de la familia en la psique y en la manera de interrelacionarse con el mundo de cada uno de sus miembros, se conoce como Psicogenealogía. Método que aborda el presente y las voces de un pasado inalterable con el fin de aplicar lo revelado en un presente susceptible de ser modificado.
Cabe señalar que los autores mencionados, han tenido un vínculo estrecho con la filosofía, y no es casual, la filosofía es una reflexión de segundo grado que dispara la curiosidad de estudiosos de diversas diciplinas ante cuestiones o fenómenos que componen la realidad tangible y la abstracta; la filosofía, nada pasa por alto ni lo deja de abordar en busca del entendimiento. Por igual razón nuestro espacio “El Liceo” tiene como Norte contribuir al desarrollo del potencial intelectual y hacer posible la revisión reflexiva de todo dogma, convicción o perjuicio que condicione la amplitud de conciencia y en consecuencia, el “libre albedrío”.
“Dios no quiere hacerlo todo para no quitaros el libre albedrío y aquella parte de la gloria que os corresponde” (Nicolás Maquiavelo - 1469-1527)
Dr. Jorge O. Veliz
(*) Williams Pharrel. Cantante estadounidense. 1973 .
*1) La astrología como ciencia oculta. Oscar Adler – Editorial Kier 2019
*2) La astrología como ciencia oculta. Segunda conferencia – Oscar Adler - Editorial Kier 2019
*3) Título de la película dirigida por Carlos Borscosque en 1942.
*4) Definición sobre la Salud de la OMS.
*5) Moisés y la religión monoteísta. Sigmund Freud – 1939.
*6) El “momento” es la unidad de tiempo inasible, ya que es ahora, en función de lo que hubo antes y deja de ser para ser futuro, uniendo así los tres tiempos. Jacob Levy Moreno (1889 – 1974),
*7) Se conoce como síndrome de aniversario, a la repetición de situaciones felices o dolorosas en la familia, una especie de lealtad invisible con el pasado, a veces en la misma fecha o a la misma edad, a través de las generaciones.
*8) ¡Ay mis ancestros! Anne A. Schützenberger (1919-2018)
*9) Marianne Costa. 1966, es especialista en literatura comparada, actriz, cantante, escritora, traductora y taróloga.